Rebeca Manríquez es una voz conocida en la industria del entretenimiento. Ha sido voz recurrente de célebres actrices como Michelle Pfeiffer, Frances McDormand y Patricia Clarkson, además de la actriz Heather Locklear en televisión. Ha trabajado en series icónicas como Esposas desesperadas, Samantha Who? y Glee. Por estos días, hace la voz de Isabella Rosselini en la versión en español de la película Conclave.
Con más de 30 años en el medio como actriz y directora de doblaje, habla para PRODU sobre los grandes desafíos que enfrenta el sector, uno de ellos la inteligencia artificial.
“En La industria del doblaje hay mucha bulla por la IA, pero todo va a tener su orden y su legislación adecuada. No es que sea mala para la industria, tenemos que aprender a ser buen uso de ella, que sea una herramienta que beneficie a tu trabajo y no sea generador de conflicto”.
Manríquez es defensora de la calidad del doblaje mexicano, que es capaz de garantizar el mejor talento posible, pero con los presupuestos adecuados. “Hay compañías que no negocian satisfactoriamente sus presupuesto y eso pone en riesgo la calidad de los productos. Hay proyectos triple A o doble A, pero los actores trabajan con el mismo cariño para todos” comenta la actriz. “Hay proyectos con altos presupuesto y bajo, pero es importante que se doblen en México y no se vayan a otros países donde se abaraten los costos, aunque la necesidad mueve las cosas”.
El doblaje es una palanca de crecimiento para el sector audiovisual cada vez más enfocado en la producción global, para audiencias que hablan distintos idiomas. Para Manríquez, “el doblaje inmortaliza” a los actores y además “ayuda a quien no tiene facilidad de leer rápido no tenga que usar subtítulos, a quien no conoce el idioma original del proyecto pueda verlo interpretado en su propio idioma. “Esta es una industria muy amigable y generosa, si haces tu trabajo con amor y pasión siempre te va a responder de la misma manera”.