La película mexicana No negociable se ha ganado un lugar entre de los contenidos en español de mayor éxito en Netflix durante este 2024. Su director es Juan Taratuto, uno de los cineastas argentinos más relevantes de la era preplataformas. No negociable es su primera película fuera de Argentina.
La comedia de acción se estrenó el 25 de julio y en sus primeros días se ubicó en el top 10 de Netflix en 35 países del mundo. Fue creada y producida por Alejandro de Grazia (Tiger House) junto a Cristian Sessa (Sin Sentido) y protagonizada por Mauricio Ochmann, Tato Alexander, Leonardo Ortizgris. El guion es de Julieta Steinberg, Daniel Cúparo y Marcelo Birmajer.
La incorporación al elenco de Mauricio Ochmann atrajo a Netflix y la película se rodó entre octubre y diciembre de 2023, un gap de tiempo que permitieron las agendas.
“Netflix posibilita una película de público amplio y, a la vez, gran cantidad de recursos. No negociable fue un proyecto grande, con muy buenos productores mexicanos (Sin Sentido). Fue una experiencia nueva para mí hacer una película en México. Había rodado publicidad varias veces, pero nunca había hecho cine fuera de la Argentina. Fue un gran aprendizaje” dijo el director de comedias como Un novio para mi mujer o Me casé con un boludo, que han tenido remakes en otros países.
Taratuto no solo tuvo el desafío de dirigir por primera vez fuera de su país, también trabajó con un guion de terceros. De todas maneras, junto con Julieta Steinberg, también argentina, hizo un pulido final. “Fue un reto mezclar la acción con la comedia, que es un género que yo recuerdo de chico desde Arma mortal o Duro de matar”.
ACCIÓN, COMEDIA, THRILLER Y REVANCHA
La película gira en torno a un renombrado negociador de rehenes en México que tiene la misión de rescatar al presidente de la nación, que ha sido secuestrado. En medio de la situación, también debe sanar la relación con su esposa (Tato Alexander). Pero el tema de fondo son las promesas incumplidas y las mentiras de la política.
“Es un thriller con una carga puesta en la revancha del pueblo sobre la política. Estamos hartos de ver cómo la política, en todo el mundo, actúa disociada de lo que votó la gente, cómo algo que en sus orígenes está pensado para el bienestar general, termina siendo un castigo. Pienso en el gobierno de Javier Milei (presidente de Argentina) en este momento, por ejemplo (…) En la película no es la política la que está ejerciendo el poder sobre la ciudadanía, sino al revés. Un ciudadano está ejerciendo el poder sobre un presidente, que representa el poder”.
TRABAJAR PARA STREAMING
Dirigir un filme con una productora propia o asociada naturalmente deja la mayor parte de las decisiones estéticas en el director. La experiencia de hacer una película para streaming es otra.
“Trabajar para una plataforma es como trabajar para un estudio de Hollywood de los 50 o 60, que tenían una línea de producción. De hecho, las plataformas se llaman estudios (…) Y necesitan satisfacer la demanda de la mayor cantidad de sus suscriptores, con lo cual tienen preconcebida una película y vas charlando en el guion, en la edición… Hay más gente alrededor que el director en ciertas decisiones. Sus ejecutivos son productores, gente que conoce de sobra a la industria, que entiende cómo una película puede ser más abierta o cerrada para un público determinado. Es más de laboratorio en ese punto” precisó Taratuto.
Y destacó que en No negociable pudo trabajar con libertad creativa y aportes de la plataforma. “Muchas cosas que discutimos mejoraron la película y la hicieron más amplia” dijo.
CINE ARGENTINO EN CRISIS
Taratuto forma parte de una generación de directores, productores y guionistas argentinos que, de alguna manera, pudo crecer gracias a los fondos de fomento cinematográfico del Incaa. Ahora, con la desfinanciación del organismo, el cine argentino recibe un duro golpe.
“Es como si un presidente disolviera al equipo campeón de Qatar 2022 porque es de otro partido político, yo tengo esa sensación. Este gobierno rompió los 25 años más exitosos del cine nacional. Pero no creo que sean malos sino poco estudiosos y torpes, más preocupados por el qué dirán que por lo que realmente sucede en el cine, que no solo se autofinancia, sino que era una industria exitosa. Un novio para mi mujer tuvo un remake en Corea, por ejemplo. Y todo eso es entrada de divisas que no están computadas. Han dejado al cine al borde de la muerte” subrayó Taratuto.
Y si bien las plataformas son un gran lugar de generación de trabajo y de películas nacionales, la cantidad no suple el tamaño de la industria del cine (unas 60 películas al año). “El cine argentino es reconocido en todo el mundo, todavía hay gente formada, buenas escuelas de cine, servicios, etcétera (…) Nuestro cine va a sufrir mucho, y eso significa que hay una cultura y una identidad que deja de ser transmitida. Hay gente que ha viajado a Buenos Aires porque vio determinada película argentina, como nos pasa a todos. Porque el cine también es llevar una ciudad a otro lugar”.
Pero Taratuto confía en los creadores argentinos. “Vamos a filmar con un teléfono, los fines de semana, entre amigos. La necesidad de la creación del ser humano supera a la idiotez y a la maldad”.
Mientras tanto, el director argentino está trabajando en una comedia romántica con Gael García Bernal y Natalia Oreiro que se rodará en México o en Uruguay. Es una historia que Taratuto escribió junto a Matías Scartascini; se están cerrando acuerdos para comenzar rodaje pronto.
Marcela Tedesco