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Nuevas prácticas de creación y distribución exigen más atención a la negociación

El equipo de abogados de Cornish + Pani

Las plataformas cambiaron el negocio de la distribución y obligaron a planear mejor el recorrido de un contenido. Los abogados Roberto Cornish y Diego Pani, fundadores socios de Cornish + Pani, dicen que lo aconsejable es que desde la concepción del proyecto se tomen previsiones sobre los derechos a negociar, tanto la compra como la venta, así como el modelo o acuerdos de distribución.

Antes todo estaba más claro: se producía contenido local que se transmitía por medios tradicionales en un territorio específico y la distribución internacional era un complemento, un negocio adicional de ese mismo contenido.

Hoy en día, con plataformas que son multiterritorio hay que pensar en todas las posibilidades que puede tener el proyecto. Es por ello que desde el momento del desarrollo de una producción y, sobre todo, en la búsqueda de financiación, hay que pensar cómo será su distribución y hacerse acompañar del consejo legal experto, pues hay demasiados elementos involucrados que pueden significar el que se gane o se deje de ganar montos importantes de dinero, o que se complique el negocio por la falta de algún derecho.

“Desde que se inicia el proyecto, hay que pensar hacia dónde va a viajar y en qué medios; esto sin mencionar el acomodo de las distintas ventanas y sus holdbacks respectivos” comentó Pani. Cornish + Pani asesora a sus clientes en estos pasos, pues hay que dejar claro en el contrato respectivo, los derechos que se pretendan explotar.

Los abogados explican que, según las características de la producción, se puede diseñar su distribución con más o menos ventanas o territorios. “Para ello hay que preguntarse, ¿qué es lo que quieren de su lata?, ¿dónde la quieren exhibir?, ¿cuál es la vida que quieren que tenga respecto de su explotación?, ¿en qué medios?, todo esto dependiendo del origen del contenido y la disponibilidad de los derechos mismos”.

Diego Pani puso como ejemplo el famoso caso de La casa de papel. “La serie se produjo con la intención de hacer una sola temporada para una cadena de televisión abierta en España. Tras la exitosa adquisición y transmisión por Netflix, la plataforma solicitó temporadas adicionales. El talento involucrado tuvo que reprogramar sus agendas para participar en temporadas subsecuentes. Es un claro ejemplo de lo que puede ser una distribución importante”.

“La territorialidad ha perdido límites y se han desvanecido fronteras cuando se trata de contenido para plataformas con proyección internacional; esto antes no sucedía” agregó Cornish.

Comentaron que su despacho presta estos servicios. “Nos vemos como asesores, más que prestando el servicio de un abogado tradicional. Conocemos muy bien la industria y podemos acompañar en esta reflexión de cómo explotar mejor una lata, viendo por los intereses de nuestro cliente, ya sea el productor, el escritor, la plataforma o el distribuidor (…) Hay que revisar a fondo los derechos, qué escenarios puede tener su explotación, sus posibles obras derivadas (secuelas, precuelas, spin-offs) y cómo garantizar el derecho de uso de ese tipo de contenido” concluyeron.

Aliana González

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