La productora Tita Lombardo comenzó en la industria audiovisual a principios de los ochenta, cuando no era común encontrar mujeres en el mundo de la producción. “En ese entonces había una crisis muy fuerte en el cine mexicano. Era el sexenio de López Portillo y veníamos de un gobierno anterior en el que se apoyó mucho a la cultura. Con López Portillo no hubo presupuesto para el cine, ni preocupación por el sector” comenta.
Actualmente es directora de Producción Física en América Latina de Campanario. Conocida por ser la productora de Amores perros (2000), En el camino (2012) y Babel (2006), recientemente produjo La flor más bella, además de Cómo sobrevivir soltero. Fue productora de Su nombre era Dolores, la Jenny que yo conocí, Camelia la texana, entre muchas otras. Con casi 40 años de experiencia en la industria, ha trabajado en más de 60 películas.
Recuerda que en sus inicios corrió con suerte porque trabajó en la empresa Arte y Difusión, donde estaban reunidos los grandes cineastas del momento. “Tuve la fortuna de producirle a Arturo Ripstein, que se transformó en mi mentor. Toda la época en que estaba aprendiendo, trabajé en exclusivo para él. Luego empecé a trabajar con excelentes directores como Felipe Cazals, y todos los grandes de esa generación” dijo.
Comenta que los referentes con los que cuenta son cineastas como Matilde Landeta, directora de cine y guionista mexicana nacida en 1910, que aunque luchó por hacer cine, no consiguió financiación para sus proyectos. “Hizo sacrificios tremendos para hacer sus películas” recuerda Lombardo. Obviamente otro de sus referentes es Bertha Navarro, la gran pionera de las mujeres en el cine.
“Siempre me sentí en mayor confianza al trabajar con mujeres que con hombres, y he tenido muy buena relación con las mujeres” comenta. Es así como, de forma natural, comenzó a armar equipos incorporando a mujeres, y de alguna forma, apoyando a mujeres que comenzaban. En los noventa, cuando hubo una mayor apertura, trabajó con mujeres directoras, como Dana Rotberg, Guita Schyfter, Mariana Barro, entre otras. Afirma que fue muy interesante notar la diferencia entre el modo de dirigir de los hombres y el de las mujeres.
Explica que para las mujeres hacer cine es un trabajo de mayor colaboración y negociación, mientras para muchos hombres se aborda de forma más jerárquica. “Es como ir a la guerra” le comentó uno de estos grandes cineastas. Entonces, cuando hay que negociar presupuestos, porque usualmente eran bajos, se volvía una situación conflictiva.
Con las mujeres se podía negociar. “Yo decía: no te puedo dar un elefante porque no alcanza, pero te puedo dar un ratoncito, por ejemplo. Una mujer te decía, prefiero que me traigas una lagartija. Y no esta cosa impositiva de los hombres, que te decían: pues yo necesito mi elefante, tu ves cómo haces para encontrarlo. Ese es tu problema” comentó.
En la película El ángel de fuego, de Dana Rotberg, realizada en 1992, todas las cabezas de departamento fueron mujeres. Y aunque no puede asegurar que fue la primera experiencia, sí recuerda que fue toda una novedad tener abajo a los hombres. “Fue interesante ver en los hombres su capacidad de disciplinarse frente a mujeres que tenían don de mando y que sabían hacer su trabajo. Fue un aprendizaje interesante”.
Asegura que hoy en día la situación está cambiando, aunque “aún falta”. El aporte de las mujeres al cine se ve en una narrativa diferente, comenta, lo que resulta muy importante.
Aunque ocurre menos, sigue existiendo acoso en el set. Le correspondió manejar el caso de una asistente de cámara y su jefe, en el que este le enviaba mensajes sugerentes por WhatsApp. Ella planteó irse de la producción, pero Lombardo decidió que se fuera él. “Eso lo considero acoso” dijo, tras comentar que hoy en día pasa menos, y que los hombres, muchas veces, están siendo temerosos al plantear su relación con las mujeres.
Afirma que, curiosamente, hoy en día —cuando se plantea mayor equidad para la mujer y se está logrando cambiar posiciones de poder—, hay más situaciones de violencia, como los feminicidios. “Pienso que al mismo ritmo en el que la mujer se está empoderando, hay hombres que se acomplejan y se sienten menos. Esto tiene que ir cambiando” dijo.
El año pasado fue reconocida por su trayectoria de 42 años durante el Festival de Cine de Guanajuato. En este momento, comenta, está armando carpetas para presentar proyectos a las plataformas, entre los cuales, trata de apoyar dos proyectos de mujeres.